Cuando la motivación te da alas ~ Bioblogia.net

6 de junio de 2016

Cuando la motivación te da alas

Una de mis aves preferidas es el Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Como para no serlo, mirad qué porte, qué elegancia... ¡Épico ser vivo!

Photaza by my good friend Mårten Hjernquist
Si te pica la curiosidad y empiezas a buscar información sobre este magnífico animal, lo más probable es que tu fuente provenga de algún trabajo de Antoni Margalida, un ornitólogo que lleva más de 25 años sanamente (o no?) obsesionado con el buitre barbado.

Hace un par de días, publicó una breve carta en Science describiendo su atípica trayectoria científica. La he visto esta mañana y no me ha bastado con darle al retweet.

Me ha gustado tanto que me voy a pasar un post entero básicamente plagiando la versión original inglesa, así que, si te da pereza traducir, al menos échale un ojo aquí. Te prometo que te motivará la semana.

Volando libre antes de construir el nido

Ignoro cómo sería la primera vez que Antoni vio al quebrantahuesos, pero la experiencia le debió dejar huella. Tanto que cuando terminó el grado de biblioteconomía y ciencias de la información, metió el título en algún cajón y se fue al campo con un contrato de 6 meses para hacer seguimiento de zonas de cría del quebrantahuesos.

Y así comenzó su carrera científica.

"Tomé este camino poco convencional porque el futuro laboral de los biólogos en los '80 era tan poco halagüeño que me disuadió de estudiar ciencia"

Al cabo del tiempo, el joven Antoni comenzó a destacar como un naturalista trabajador, apasionado de estos buitres, y empezó a encadenar trabajos como técnico de campo para el gobierno español.

A medida que fue aprendiendo y especializándose, fue también compartiendo sus conocimientos en forma de publicaciones científicas.
"Publicaba porque quería compartir mis descubrimientos, no porque buscase un título más avanzado o más líneas en mi CV.  No necesitaba preocuparme por acumular artículos, por la reputación de la revista donde iba a publicar, o por mi posición en la lista de autores. Esta libertad me permitió investigar las preguntas que más me interesaban, y desarrollar proyectos arriesgados que quizá tardarían mucho en dar fruto."

Antoni se centró en disfrutar de la ciencia, "sin la presión e inestabilidad típica que sufren los estudiantes en busca de una carrera académica".

Casi dos décadas más tarde, en un congreso sobre quebrantas, un científico suizo se le acercó y le propuso hacer la tesis doctoral con él, en la Universidad de Berna. Nada más sencillo: Entre ambos, seleccionaron 31(!) de sus papers y montaron una pedazo de tesis que tres años después ganaría el Bernese Prize for Environmental Research.

Ahora Antoni, con 44 años, si no calculo mal, es un postdoc en la Universidad de Lleida, con todas las puertas abiertas, la posibilidad de pedir fondos para investigación y potencial para llevar a cabo las proezas investigadoras más ambiciosas.

Antoni termina la carta a Science confesando que "echa algo de menos su libertad, pero que se alegra de haber tomado un camino alternativo".

Cree que "de haber entrado directamente en la Academia, donde las vidas de los jóvenes investigadores son regidas por las citas y los artículos, hubiera escogido proyectos menos arriesgados. Abrir su propio camino antes de entrar en la Academia le ayudó a convertirse en un científico de éxito".

Ahí queda eso, amigos. Unas conclusiones e ideas para comentar:

  • La libertad genera mejor ciencia.
  • De todas formas, publicar hay que publicar, así que tendremos que ponernos las pilas...










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