Nos llega de Suiza, comunicada por su mujer Marianne Delacretaz que tanto le quería, la triste noticia del fallecimiento, a la edad de casi ochenta años, de Daniel Magnenat, el experto ornitólogo a quien hicimos en noviembre un homenaje en el Refugio de Montejo y dedicamos una placa, y una proyección en Aranda de Duero sobre su ingente labor; homenaje y conferencia a los que vinieron bastantes personas de la comarca, y también de otras provincias españolas, además de los participantes en el censo de otoño.
En el año 2000, en la revista ornitológica suiza “Nos Oiseaux”, Daniel Magnenat publicó un emotivo artículo en memoria de su gran amigo Daniel Glayre, otro importante ornitólogo suizo (que por cierto, también había sido “fascinado” por las hoces del Riaza). Ahora, quisiera escribir unas líneas recordando a mi buen amigo Daniel Magnenat.
Durante más de 32 años, ha habido más de 1.500 ornitólogos o naturalistas que han estudiado y defendido de algún modo, casi siempre de forma altruista, el Refugio de Rapaces y su entorno. Entre ellos, se encuentran magníficos especialistas de toda España, y también de bastantes otros países. Pero Daniel Magnenat fue sin duda uno de los mejores. Por lo que respecta a los trabajos sobre fauna realizados en las hoces del Riaza, en algunos aspectos llegó a ser el mejor.
Tal como ponen de manifiesto los datos de la Lista de vertebrados del Refugio, de las Hojas Informativas sobre el Refugio, y de otras muchas publicaciones, nadie ha superado allí a Daniel Magnenat, que sepamos, en cosas tan difíciles como la localización y el estudio de los nidos de todo tipo de pequeños pájaros; y sobre todo, de las aves de los páramos, en los que tantas sorpresas descubrió. De hecho, según la información que conocemos, Daniel Magnenat sigue siendo el único ornitólogo que ha localizado, en esas tierras, nidos de especies tan escasas o tan esquivas como el pico menor, la alondra de Dupont, el escribano hortelano, el arrendajo, y un largo etcétera. Me enseñó algunos de esos nidos, increíblemente ocultos, y debo confesar que previamente no fui capaz de encontrarlos ni siquiera habiéndome dicho Daniel su situación.
Una extraordinaria colección de diapositivas, obtenidas por Daniel Magnenat en el Refugio, fue presentada en el Congreso Internacional de Aves Esteparias (organizado en Valladolid, en 1995, por la Unión de Grupos Naturalistas de Castilla y León, con la colaboración de la Sociedad Española de Ornitología y de la Junta de Castilla y León). Entre esas fotos, destaca la de una terrera marismeña, que en 1996 fue homologada por unanimidad por el Comité de Rarezas de la Sociedad Española de Ornitología. La información sobre este pájaro obtenida en Montejo por Daniel Magnenat continúa siendo la única segura que conocemos en la comarca, y casi la única en toda Castilla y León. Puede verse por ejemplo lo publicado al respecto, citando siempre a Daniel Magnenat, en la revista “Ardeola”, en la “Guía de las Aves de Castilla y León” (donde Daniel Magnenat también aparece por otros motivos, todos ellos relativos a las hoces del Riaza, y algunos de gran interés a nivel nacional), o en los libros sobre “Aves Ibéricas” (de José Luis Tellería, Benigno Asensio y Mario Díaz). Por otra parte, la única observación que conocemos de garcilla cangrejera en toda la provincia de Segovia fue realizada asimismo por Daniel Magnenat (con Marianne Delacretaz), en el embalse de Linares, en 2005; fue ampliamente difundida en al menos siete páginas web o foros de Internet, en publicaciones especializadas, en ocho emisoras de radio, y en la Prensa de la provincia. Y las anteriores no son las únicas especies de vertebrados de las que prácticamente no existe, en toda la comarca, más información que la obtenida por Daniel Magnenat, como queda bien claro en las dos últimas Hojas Informativas sobre el Refugio (Nº 29 y Nº 30).
Por otro lado, y pese a que en el Refugio han trabajado varios de los principales fotógrafos de naturaleza de diferentes países, las mejores fotos conseguidas allí siguen siendo las de Daniel Magnenat, para la mayor parte de los vertebrados salvajes (e incluso para no pocos invertebrados).
La revista científica internacional “Vulture News” (del Vulture Study Group, el grupo mundial de estudios sobre buitres), que selecciona mucho sus espléndidas portadas, dedicó en 1999 una portada y una contraportada a fotos logradas en el Refugio de Montejo por Daniel Magnenat; y además, fue la primera vez en que apareció una foto obtenida en España como portada de esa veterana publicación, bien conocida por especialistas en buitres de todo el mundo. Otras fotos conseguidas por Daniel Magnenat en el Refugio, que incluyen desde la alondra de Dupont o el alcaraván incubando en sus nidos, hasta un lagarto comiendo cortezas de queso en los sabinares, han aparecido en casi un centenar de charlas o de ponencias, y en bastantes publicaciones sobre temas naturalistas; desde no pocos números de las revistas “Panda” y “Pandilla” de ADENA, hasta la “Guía del Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega” de dicha asociación; desde la monografía sobre el alimoche incluida en la revista “Biblioteca, estudio e investigación” del Ayuntamiento de Aranda de Duero, hasta los trabajos sobre los mamíferos del Refugio; desde distintos números de la revista de la Facultad de Ciencias de la UNED (donde una foto obtenida en Montejo por Daniel Magnenat fue seleccionada para la portada del Nº 1, que se agotó debido a un artículo sobre buitres y hubo que editar de nuevo), hasta bastantes números de la revista leonesa “Argutorio”; y desde las Hojas Informativas sobre el Refugio (donde Daniel Magnenat es también el autor de la mayor parte de las fotos de las portadas, y donde se recogen muchos hallazgos suyos), hasta los informes finales de los censos de otoño (cuando éstos llevaban fotos); sin olvidar las publicaciones locales, como distintos números en color de la revista “Ribereña” de Fuentelcésped (Burgos), que de esta forma pasó a ser citada en alguna revista sobre naturaleza de otros países; y podríamos poner más ejemplos.
Daniel Magnenat tuvo la enorme generosidad de ceder sus fotos gratuitamente para todas las publicaciones antes citadas. De hecho, Daniel nunca cobró nada por todos sus trabajos y sus fotos en la zona. Además, destinó al Refugio bastante dinero de su propio bolsillo, y también hizo generosas donaciones para contribuir a su protección. Daniel Magnenat proporcionó amablemente copia de los extraordinarios informes anuales que hacía sobre sus investigaciones en el Refugio, y de sus excelentes fotografías, pagando él mismo las copias y hasta los gastos de envío, a distintas personas o entidades que se los solicitaron. Por otra parte, regaló libros, revistas o cuadernos europeos sobre aves, a naturalistas o asociaciones a quienes les interesaban. Además, Daniel Magnenat participó en duras luchas por defender esas tierras segovianas; que, como dijo hace un año, él había amado tanto, y donde él había hecho tanta ornitología.
Daniel Magnenat también fotografió y estudió intensamente la vida salvaje en otros muchos lugares; desde las selvas americanas donde reina el águila arpía, hasta las junglas de la India que tantas veces visitó (subvencionado por la Sociedad Ornitológica Suiza, o por su cuenta); desde las sabanas del África Oriental donde solía pasar largas temporadas, hasta las de África del Sur (donde una vez le atacó un elefante, cuando estudiaba los pájaros); desde las inmensas tundras solitarias de la Laponia salvaje que tanto añoraba, hasta la isla de Madagascar con su fauna tan peculiar; y sin olvidar muchos parajes de distintos países de Europa, y por supuesto de España (desde las estepas de Aragón, hasta las costas de Almería o las islas Canarias). Observó al menos 1.546 especies de aves, y estudió también otros muchos vertebrados salvajes. Sorprende también la increíble calidad, cantidad, variedad y dificultad de las fotos de fauna que obtuvo en todos esos parajes; hasta el extremo de que su colección de diapositivas quizás pudiera ser, en varios aspectos, una de las más completas de las que tenemos noticias en el mundo (al menos, de las realizadas por una sola persona).
Daniel Magnenat era miembro de sociedades ornitológicas de Suiza, de Francia y de Bélgica. También mantenía correspondencia con naturalistas de muchos otros países. Daniel amaba profundamente la naturaleza española, que lamentaba no haber “descubierto” en su juventud. Estaba enamorado de los páramos solitarios, y fue uno de los primeros ornitólogos que descubrió la reproducción de la alondra de Dupont en nuestro país. Su nombre aparece mencionado en múltiples publicaciones ornitológicas; desde el reciente libro “Aves del Archipiélago Canario”, hasta la monografía del Ministerio de Medio Ambiente sobre “La ganga ibérica y la ganga ortega en España” (aquí, por sus hallazgos en el Refugio de Montejo); sin olvidar la revista “Ardeola” (donde por cierto, Eduardo de Juana cita un extraordinario artículo de Daniel Glayre y Daniel Magnenat sobre nidificaciones de polluelas, esas aves tan difíciles de observar). Daniel Magnenat es autor, junto con Daniel Glayre, y a pesar de las prolongadas adversidades climatológicas que tuvieron que soportar durante años, de un interesante libro sobre las aves nidificantes en el alto valle francés del Orbe. Además, Daniel Magnenat tiene bastantes notas o artículos o datos publicados en distintas revistas científicas de ornitología, incluyendo la revista francesa “Alauda” y los “Noticiarios Ornitológicos” de la revista española “Ardeola”, pero sobre todo en muchísimos números de la revista suiza “Nos Oiseaux”.
Por otro lado, los artículos sobre descubrimientos zoológicos recientes aparecidos en “Argutorio” (que por cierto, han sido citados en el “Handbook of the Birds of the World”) están ilustrados también con fotos espléndidas de Daniel Magnenat, que abarcan desde el mochuelo boreal o el ratonero de Madagascar, hasta el elefante africano o el pinzón azul del Teide, sin olvidar la misteriosa aura sabanera de América.
Por sorprendente que parezca, fue siguiendo a los buitres como Daniel Magnenat descubrió Montejo; y allí se encontró con el guarda de ADENA Hoticiano Hernando, hombre clave en la historia del Refugio, al igual que su hijo el guarda Jesús.
No pocos pastores del páramo y otras personas de los pueblos del nordeste segoviano recuerdan a aquel hombre bueno, a aquel hombre ya mayor, que casi todos los años llegaba a estas tierras conduciendo su vehículo desde Suiza, a pesar de sus múltiples dolencias (pues Daniel Magnenat sufrió una salud bastante mala durante gran parte de su vida); y pasaba semanas enteras estudiando y fotografiando las criaturas salvajes, con todo tipo de condiciones meteorológicas, sin recibir nada a cambio, y con una paciencia y una entrega y un rigor que a todos sorprendían.
Daniel Magnenat escribió en 2005: “Después de haber visitado numerosas reservas en los países de Europa, y también fuera (África, Asia, América), puedo decir que la región del Refugio de Montejo y sus alrededores, que he recorrido casi todos los años desde 1988, y en la cual he podido censar 152 especies de aves solamente en primavera, es completamente excepcional, de valor internacional.
Es notable también, que la mayor parte de la población de Montejo y de los pueblos vecinos aman su reserva y están orgullosos de ella.”
En los últimos meses de 2006, la publicación en la página web “Naturalicante.com” de la foto de un pájaro misterioso obtenida en la India por Daniel Magnenat, un pájaro que no se ha podido identificar aún, provocó un verdadero revuelo y no pocos mensajes en “Avesforum”, en “Montejanos”, y en otros foros ornitológicos de Internet.
José Rozas nos propuso acertadamente que le hiciéramos un homenaje a Daniel aún en vida. Tanto el Ayuntamiento de Montejo como ADENA nos dieron los permisos para la placa que le pusimos, que fue costeada generosamente por los miembros del Fondo y por otras personas que colaboraron, y que está dedicada “a Daniel Magnenat y a todos los naturalistas que han investigado y protegido, con nobleza y generosidad, la vida silvestre de este Refugio”. La Casa de la Cultura del Ayuntamiento de Aranda cedió amablemente su local para la charla de homenaje a la labor de Daniel Magnenat. Y como dije allí, quizás Dios le tenga reservado “un cielo bellísimo, lleno de pájaros misteriosos para que los pueda seguir investigando”.
Muy cerca de la mencionada placa, está la que pusimos en 2004 “a Hoticiano Hernando y los demás guardas del Refugio de Rapaces, y a todas las personas que han dedicado parte de su vida durante estos treinta años para estudiarlo y defenderlo”.
Desde Suiza, a donde le enviamos fotos y reseñas y una placa pequeña, Daniel Magnenat, ya gravemente enfermo, nos agradeció el homenaje en el Refugio, que le había “emocionado mucho”; y nos encargó que continuáramos “amando y protegiendo esta bella región”.
Unos meses después, su mujer Marianne me escribía, el día anterior a la muerte de Daniel: “Le tiendo la mano, le hablo de Montejo, de ti su gran amigo, de los buitres y de todos los hermosos viajes que hemos hecho los dos durante estos casi 31 años pasados juntos, tantas aves y animales de todo tipo, paisajes magníficos que nosotros hemos tenido la gran suerte de admirar por el mundo, tan grande, tan hermoso a pesar de la locura de los hombres. (…) Su mayor pena, antes de abandonarnos, es no haber podido volver a ver Montejo una última vez y ver la placa que vosotros habéis puesto en su honor y en honor de todos los que han trabajado y trabajan todavía para que viva la reserva. (…)” (Traducido del francés).
Mientras escribo estas líneas, tengo enfrente un soberbio montaje fotográfico sobre la fauna del Refugio de Montejo, que Daniel Magnenat me regaló. De las muchas cartas o correos relativos a Daniel que he recibido estos días, destacaré solamente unas pocas frases que tengo a mano:
“Para nosotros (Daniel) siempre estará en Montejo, en cada brisa de aire que acaricie los árboles de la ribera, en cada brizna de hierba del páramo, en cada majestuoso vuelo del buitre; y mientras levantemos la mirada al cielo para verlo volar, siempre tendremos su recuerdo, y por él más que nunca seguiremos luchando para que Montejo siga siendo lo que él ha conocido.” (Fernando Alarcón García, de Madrid).
Daniel era sin duda “un brillante ornitólogo, dotado de una pericia y paciencia infinitas. Lo imagino perdido entre inacabables páramos fotografiando con su cámara la vida secreta de estos pájaros que a nosotros nos cuesta tanto ver y documentar.” (Alfredo López Hernangómez, de Segovia).
“Nada costaría (además de merecerlo) que hubiera un gesto en su reconocimiento a una labor desinteresada, dura y sacrificada.” (Javier Vitores Casado, de Aranda de Duero).
En las próximas Jornadas sobre Buitres (en la segunda semana de julio, en Plasencia –Cáceres-, con la UNED), le dedicaremos una mención especial. También lo haremos en las charlas sobre el Refugio de este mes (días 14 y 24, en Madrid y en Alcobendas, con la Comunidad de Madrid y con el Museo de la Ciencia, respectivamente).
Rogamos a los creyentes una oración por su alma, que era limpia y noble. Rogamos también, a todas las personas de buena voluntad, que cuando contemplen un buitre en el cielo o un atardecer en un páramo, tengan un recuerdo agradecido para el naturalista suizo que entregó su vida, de forma dura y abnegada y absolutamente desinteresada, para estudiar y fotografiar y defender toda esa belleza.
Presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza