Tras los pasos de Miguel de la Quadra-Salcedo: Mi experiencia guiando una expedición al Amazonas con la British Exploring Society (Parte II) ~ Bioblogia.net

28 de junio de 2019

Tras los pasos de Miguel de la Quadra-Salcedo: Mi experiencia guiando una expedición al Amazonas con la British Exploring Society (Parte II)


Ésta es la segunda parte de mi experiencia siguiendo los pasos de uno de los héroes de mi infancia, Miguel de la Quadra-Salcedo, con la ayuda de British Exploring Society.

Si no has leído la primera parte, te recomiendo empezar a leer por el principio.


La Expedición

Es extremadamente difícil transmitirte con simples palabras la explosión de sensaciones que te produce el pasar cinco semanas durmiendo en una hamaca en la selva. La única forma de entenderlo es experimentarlo por ti mismo.

Foto: Hannah Findlay
Despertarte con la espectacular llamada de los monos aulladores. Rendir homenaje a un amanecer épico, mientras hacemos un muestreo de aves frente al río. Disfrutar del desayuno, compartiendo sueños vívidos anti-maláricos, morriña del hogar, y divertidas anécdotas de nuestras expediciones nocturnas a las letrinas.

Planear el día sobre el mapa, asignando roles en el equipo. Haciendo el petate, con el machete, el pan del camino, y nuestros instrumentos científicos. Comenzar la ruta, caminando en fila de a uno a través de la espesura, observando rastros, huellas, fauna y flora.



Muestrear arroyos, identificar mariposas, reptiles, anfibios, aves... Remontar el arroyo en busca de la fuente, abriéndonos paso entre lianas. Estableciendo un nuevo campamento satélite, colgando nuestras hamacas -echando a suertes los mejores árboles- y nuestras tiendas de campaña. Cocinar, cenar juntos bajo un toldo, mientras arrecia una lluvia torrencial pasajera. Contar historias, jugar, reir...



Decidir, una vez más, que esta noche por fin nos iremos a la cama temprano; cambiando al poco rato de opinión, porque hay que aprovechar cada noche en la selva y ya dormiremos cuando estemos muertos. Encender las linternas frontales y salir a buscar serpientes, ranas transparentes, amblipígidos, criaturas de leyenda.



Regresar al campamento destrozados, pero increíblemente contentos. Subir a la hamaca y caer rendidos, mientras tratamos de escribir en el diario, arrullado por los sonidos nocturnos, mecido suavemente por la brisa nocturna de la jungla.




¿Qué ha significado para mí participar como guía voluntario en las expediciones de la British Exploring Society?

Espera un minuto. ¡Estoy inspirando a jóvenes!¡En la selva! ¡Soy como Don Miguel! Photo: Alex Mallison.
Este momento de la foto es muy especial.

Es el instante en el que me di cuenta, de súbito: Finalmente, dos décadas después, había hecho realidad mi sueño de participar en la Ruta Quetzal… ... como guía de una expedición! Si te soy sincero, cuando solicité participar en una expedición con BES, ayudar a los jóvenes a desarrollarse como personas no era una de mis mayores motivaciones. ¡Yo sólo quería ir al Amazonas!

Por suerte, mis egoistas motivos no hicieron saltar ninguna alarma durante la entrevista de trabajo en Londres.

O quizá sí se dieron cuenta, pero el personal de BES sabía que no iba a importar: Esos chavales fantásticos iban a ganarse mi corazón y a convertirse, inevitablemente, en la parte más memorable de esa experiencia. Y, en última instancia, se convirtieron en la verdadera razón por la que sigo participando en sus expediciones año tras año. Y si esto no fuera razón suficiente, ahora te contaré otro montón de cosas increíbles que conseguí tras unirme a esta organización.

Muchas más aventuras épicas

Tras aquella primera experiencia, volví a la civilización sediento de más aventuras. BES dijo "ok". Y me lanzaron un nuevo reto: Explorar el Yukon Canadiense, esta vez como jefe científico de la expedición. Osos, lobos, alces, la Aurora Boreal, recorrer en canoa la distancia equivalente entre Londres y París....




Tras la expedición con los jóvenes, incluso me asignaron la misión de explorar un área nueva, junto a un compañero de la expedición. Alquilamos un todo terreno, una canoa doble, y estuvimos viviendo aventuras espectaculares durante una semana más, diseñando itinerarios para posibles expediciones futuras con nuestros jóvenes exploradores.



Fue ÉPICO.
Después de aquello, participé en un programa piloto en Inglaterra y después en una expedición por Escocia el pasado Abril. Y este verano, ¡se acerca la Aventura con mayúsculas! Una travesía épica a las tierras de las sagas nórdicas.

Navegaremos desde Escocia hasta Islandia, en uno de los barcos veleros más grandes del mundo. ¡Un verdadero barco pirata!

Hicimos un viaje de prueba el pasado Octubre y fue una experiencia única 👇




Y cuando llegemos a puerto en Islandia... ¡Expedición! Escalaremos volcanes, cruzaremos ríos, seguiremos rastros de zorros árticos... Quizá aún quedan plazas libres, por si te quieres apuntar...

¡Unete a nosotros y seguiremos juntos los pasos de Odín, como verdaderos Vikingos!
Yo ya he dejado de afeitarme del todo.

Conociendo a seres humanos excepcionales

Jim Rohn, un empresario americano que daba charlas de motivación dijo una vez:
“Eres la media de las cinco personas con las que pasas la mayor parte de tu tiempo.”
Pues bien, si guiar a jóvenes fue una experiencia memorable inesperada, pasar todo ese tiempo trabajando de forma intensiva junto a otros guías, personal y miembros de la organización fue, sin duda, el catalizador del comienzo de una época dorada de mi vida.

(Mmmm... dicho así suena como si ahora yo fuera una de las Chicas de Oro...)


No, ya en serio. Gente excepcional. Mi "media" ha crecido exponencialmente tras conocerlos y aún está aumentando. Como dije en esta otra entrevista que hice para BES:
“British Exploring Society consigue reunir un tipo muy especial de persona para trabajar en sus expediciones - expertos en pensar de forma original, gente de increíble talento que se atreven a ser diferentes y a los que encanta compartir su entusiasmo"

El efecto que esta gente maravillosa tiene en mi vida va desde lo más personal a lo más profesional, y no tengo el espacio o el tiempo aquí para darles las gracias a todos. Vosotros sabéis bien quiénes sois y cuánto os aprecio.

Lo que compartiré aquí hoy es un par de ejemplos de la generosidad y excelencia de esta gente, y el efecto dominó que sus acciones desinteresadas tienen aún en mi vida.

Alex Gregory y hablar en público

Hablar en público siempre me puso nervioso. Especialmente, los momentos previos. Durante el doctorado, e incluso ya de postdoc, cuando tenía que presentar algo en un congreso o una simple charla para el departamento, siempre me ponía nervioso varios días antes del evento, alcanzando un nivel de terror tipo Chernobyl los segundos antes del show.

Era un poco más fácil cuando la charla no tenía que ver mucho con mi trabajo y el síndrome del impostor era un poco más suave. De todas formas, imagina el terror que atenazó mis entrañas cuando BES me invitó a hablar brevemente sobre mi experiencia como científico en sus expediciones, y el lugar de la charla era... ...en la Royal Geographical Society! ¡Imagínate! Gentecilla como Darwin, Wallace, Livingston, Burton… probablemente todos ellos dieron charlas allí! Yo hice lo que pude 😅

Había muchas caras amables entre el público que conocía: otros guías de expedición, el personal de BES... pero también había montones de gente famosa a los que no quería mirar, no fuera a ser que se me olvidase cómo hablar inglés.

Uno de ellos era Alex. Alex Gregory es un campeón olímpico con dos medallas de oro, un aventurero profesional, explorador ártico, autor y, lo más importante para esta anécdota, un orador experimentado y motivador.

Como antiguo expedicionario y, hoy en día, como Mecenas y Miembro de Honor de la Sociedad, Alex estaba sentado en una de las filas delanteras, mientras yo tartamudeaba cosas sobre Ciencia y Aventura desde el estrado, con mi peaso de acento Ejpañol.

Cuando terminé de hablar y bajé las escaleras, Alex se acercó, me dio la mano...

Y me dijo algo que, de alguna manera, tuvo uno de los efectos más dramáticos hasta la fecha en mi persona.


No sé cómo lo hizo, si es que es hipnotizador o algo... Pero sus palabras casi me han curado del todo! Ahora, cada vez que subo a algún estrado a hablar en público, se me aparece Alex ahí en plan Yoda y me dice: "Bien tú lo harás".
Y palante como los de Alicante.
No me extraña que se lo rifen las empresas para dar charlas...
Thank you, Alex :)

Emma y la selva

Emma Brennand es una productora independiente de cine y televisión, y una aventurera que se apuntó a ir al Amazonas el año pasado como guía audiovisual de la expedición. Aparte de servir de mentor y guía, Emma acarreó toneladas de material de filmación y grabó cientos de horas de video, para dar este precioso regalo a los jóvenes exploradores.

De vuelta en Bristol, donde ella vive, se pasó por las oficinas de la BBC Natural History Unit para saludar a sus colegas - ¿He mencionado que trabaja allí a menudo, en cosas como Planet Earth II? Quizá te suene ese documental...
Pues pasaba por allí, como te digo, y escuchó que su amigo Chadden Hunter - también una leyenda como productor y director de documentales super-famosos de naturaleza- estaba buscando un biólogo bilingüe para dar apoyo a una expedición a la selva.

Unos días más tarde, estaba yo de ruta mochilera por el norte de Extremadura, cuando recibí uno de los emails más emocionantes que un biólogo puede leer. Y unas semanas más tarde, Fernando, el fiel admirador de Don Miguel, volvía a seguir sus pasos... trabajando en este documental:


Emma (and Chadden!), you rock!

Trabajar con BES me ayudó a superar un momento difícil en mi vida

¿Sabes por qué estaba siendo tan difícil para mí escribir aquel proyecto de postdoc del que te hablaba en la primera parte de este artículo?
Estaba quemado. Está ocurriendo mucho últimamente en la Academia. La razón principal es que el puesto de trabajo más codiciado, el que todo el mundo que trabaja en ciencia desea y tiene en mente, es también el más difícil de conseguir.


“The Scientific Century: Securing our Future Prosperity”, Royal Society Policy document, 2010.
Pero mi problema no era ése. A ver, no quiero decir que para mí hubiera sido fácil conseguir una plaza de catedrático. No, claro que no. ¡Mi problema es que yo no estaba seguro de querer ese trabajo! La cosa es que yo estudié biología porque me gustan los animales. Me gusta el campo.

Sin embargo, la mayor parte de IPs (investigadores principales, profesores, jefes de grupo de investigación) que conozco pasan la mayor parte del tiempo más o menos haciendo esto: 1) Pidiendo proyectos 2) Enviando a estudiantes al campo a por datos 3) Arreglando lo que esos estudiantes escriben tras analizar los datos. Hay unos pocos con suerte (y/o muy inteligentes) que consiguen ir al campo unos días, quizá unas semanas o un mes, a lo sumo. Pero normalmente tienen que volver a toda prisa a su despacho, a dar de comer a algún monstruo burocrático que odian.
Yo no me había partido los codos estudiando y currando tan duro todos estos años para terminar en un despacho, pero ahí era exactamente donde el sistema me estaba empujando. Y, ¿cuál era la alternativa? "¿Lo vas a dejar ahora?" "¿Tanto esfuerzo para nada?" Tenía la cabeza como un bombo.

Pero resulta que el problema era fácil de solucionar. Estaba demasiado estresado. Y había olvidado algo muy importante que dijo una vez Richard Feynmann (¡otro de mis héroes!):
"No pienses demasiado en lo que quieres ser. En vez de eso, concéntrate en lo que quieres hacer".
La gente que conocí en BES me ayudó a recordar esa sutil pero importante diferencia. Ahora hago más de las cosas que me gustan, incluyendo algo que no sabía que se me daba bien: Ayudar a jóvenes a desarrollarse como adultos seguros de sí mismos.

¡Y no sólo en expediciones! Justo hoy termina el plazo para apuntarse al curso en el que colaboro como profesor, ayudando a encontrar trabajo a gente que esté empezando su carrera en conservación.
Y quizá mi experiencia convirtiéndome en biólogo mercenario pueda servirle también a gente "no tan joven" que esté pasando por una situación similar... "no tan joven" 😂 No os preocupéis, amigos más "mayores". Permitidme terminar este artículo tan largo con una última historia.

Hace unos días hablé por teléfono con Sol de la Quadra-Salcedo, la hija del héroe de mi infancia. 

Sólo quería pedirle permiso para usar algunas fotos de su padre, pero terminamos hablando durante 40 minutos sobre expedicions, jóvenes expedicionarios, y sobre la energía infinita de su padre.

Casi al final de la llamada, me contó cómo fue aquel día en el que Miguel, con 84 años y ya casi permanentemente confinado a una cama, se arrancó goteros y oxígeno, y se escapó del hospital para estar, una última vez, con sus expedicionarios, los ruteros.

Los recibía en audiencia el Rey de España en su Palacio Real. Cuando Miguel apareció allí, perseguido por los médicos, el Rey soltó una carcajada y dijo: "Ya te conocemos, Miguel, sabemos que no hay nada que te frene"


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Gracias, British Exploring Society, no sólo por cambiar las vidas de los jóvenes exploradores, sino también las vidas de sus guías de expedición. Espero seguir guiando expediciones con vosotros, al menos, hasta que tenga 84 años y me persigan los médicos por la calle.

Al fin y al cabo, como Don Miguel dijo una vez:
"Encontré aquello que Ponce de León tanto buscó, el elixir de la eterna juventud: He descubierto que consiste en mantener la curiosidad y rodearte de gente joven. Si haces eso, nunca envejecerás"






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