Este es un post invitado de Mireia Querol, creadora de biologueando.com. Mireia es bióloga y divulgadora científica.
Si estás estudiando biología u otros estudios superiores, en algún momento quizás te plantees continuarlos haciendo un doctorado.
¿Vale la pena hacer un doctorado? ¿Cuánto tiempo y esfuerzo deberás dedicar al doctorado?
Conoce de primera mano la experiencia de escribir una tesis y doctorarse con esta entrevista a la primatóloga Mireia Olivé.
EL INTERÉS POR LA BIOLOGÍA Y PRIMATOLOGÍA
Mireia, gracias por dedicar tu tiempo para compartir tu experiencia. Empecemos por los inicios: ¿cuándo supiste que querías estudiar biología? ¿Por qué elegiste esta carrera y no otra?
La verdad es que la elección no fue nada fácil porque siempre me han gustado muchas cosas y me costó decidirme. Para escoger la carrera, uno de los criterios que seguí fue pensar qué campo me abriría más puertas, lo que me permitiría ser más interdisciplinar. Lo que también terminó de decantar la balanza fue la parte emocional: me motivaba mucho saber que, algún día, podría saber cosas que siempre me había preguntado (en el ámbito de los primates, especialmente).
¿Por qué hiciste un doctorado? ¿Tenías algún futuro profesional en mente, surgió la oportunidad sin tenerlo meditado…?
Es curioso que acabara haciendo el doctorado porque no lo había pensado nunca. Algunos compañeros de la Universidad tenían clarísimo que se dedicarían a hacer investigación, pero yo estaba participando en otros proyectos que no estaban relacionados con la investigación y no lo había tenido en cuenta. Me lo propuso el tutor de mi trabajo del Máster en Cognición y Evolución de Primates, y tras valorarlo mucho (y de saber que podría seguir compaginándolo con los otros proyectos) acepté la propuesta.
¿Sobre qué temática es el doctorado que hiciste? ¿Qué investigaciones llevaste a cabo?
Mi doctorado estudiaba la relación entre la jerarquía y el grooming en un grupo de macacos de Berbería (Macaca sylvanus). Para integrar estos dos conceptos y ver cómo interrelacionaban, la investigación tuvo varias vertientes:
- Una primera, de tipo bibliográfico, sobre la jerarquía y el grooming.
- Una segunda sobre los modelos computacionales y la simulación (pertenezco al GCAI –Grupo de Conducta Adaptativa e Interacción-, que estudia la conducta adaptativa y la psicología computacional).
- Una tercera, empírica sobre el terreno, observando los individuos del grupo de macacos.
Macacos de Berbería durante el grooming. Foto: Mireia Olivé Obradors |
EL TRABAJO DE CAMPO
Hablemos ahora sobre la vertiente empírica: ¿en qué zona llevaste a cabo tus observaciones?
La parte empírica fue un poco complicada de iniciar porque nos costaba encontrar un grupo que fuera suficientemente representativo, ya que tenía que tener un mínimo de individuos de cada género y clase de edad, y tenía que ser de una familia de primates determinada. Finalmente, y después de algunos intentos fallidos (ya habíamos comenzado la observación de un grupo pero la tuvimos que parar porque hubo problemas con los individuos), escogimos un grupo de un parque francés cerca de Poitiers que se llama La Vallée des Singes, donde el grupo de macacos de Berbería cumplía todos los requisitos que habíamos establecido. Además, el grupo estaba en condiciones de semilibertad, y esto nos ofrecía muchas ventajas respecto a otras opciones que habíamos considerado.
Macacos de Berbería sobre los árboles de La Vallée des Singes en primavera. Foto: Mireia Olivé Obradors |
Así que tuviste que hacer parte de la investigación en el extranjero. ¿Cómo valoras la experiencia?
Fue una experiencia muy interesante que me permitió conocer a estudiantes, técnicos y profesionales del sector “animalier” (no se si animalístico es una buena traducción) y del campo de la primatología, ampliar el círculo de amigos y mejorar el nivel de lenguas extranjeras.
¿Era duro el trabajo de campo?
El trabajo de campo fue muy intenso, porque quise aprovechar mi estancia para recoger tantos datos como pudiera (incluso, pensando en posteriores investigaciones para desarrollar al finalizar el doctorado). Salir a observar a los animales es una tarea que requiere mucha constancia y dedicación: una vez establecida la dinámica de las observaciones hay que mantenerla en todo tipo de condiciones. Esto quiere decir que iba a hacer registros tanto si llovía, como si la temperatura era inferior a 4ºC, en días laborables y en fin de semana, y en cualquier momento del día. La parte empírica, sin embargo, fue la mejor de todo el estudio.
El paisaje y las condiciones de observación durante el invierno eran totalmente diferentes. Foto: Mireia Olivé Obradors |
¿Pasaste miedo en algún momento?
Habitualmente las sesiones eran tranquilas, pero en dos ocasiones pasé bastante miedo. El lugar donde hacía las observaciones era directamente sobre el territorio de los macacos, una extensión de 3’3 hectáreas de bosque por donde los animales circulaban libremente. En momentos puntuales había personal del parque que pasaba a controlar que todo estuviera en orden, pero yo podía estar en la otra punta del territorio y, a menudo, no veía a nadie en todo el día. En el grupo había varias hembras juveniles, con muchas ganas de jugar y de ponerme a prueba.
El observación en el hábitat de los animales tiene sus riesgos: hay que conocer perfectamente las pautas de actuación en caso de peligro. Foto: Mireia Olivé Obradors |
CONSEJOS PRÁCTICOS SOBRE EL DOCTORADO
La dedicación es muy grande, ¿es posible compaginar el doctorado con un trabajo? ¿Puedes dar una idea a futuros estudiantes de lo que supone la carga de trabajo?
Tanto si compaginas el doctorado con un trabajo como si haces la tesis de manera exclusiva, la carga es considerable y es necesaria mucha constancia para poder ir avanzando. Para mí era importante no dejar de trabajar e ir participando en otros proyectos que no eran de investigación, por lo que asumí que tardaría más en terminar el doctorado. Estar mentalizada era importante para poder seguir trabajando en todos los frentes abiertos.
Ejemplo de una sola página de la libreta de campo de Mireia. Después, todos estos datos hay que analizarlos en el momento de redacción de la tesis. Foto: Mireia Olivé Obradors |
En mi caso, durante la mayor parte del doctorado hice un horario laboral que me permitía estar en casa entre las 17h y las 18h, y entonces me ponía a trabajar (ya fuera leyendo artículos, estudiando, redactando o haciendo cálculos) hasta las 21h o las 22h, y los fines de semana dedicaba entre 4 y 6 horas diarias . Los amigos que trabajaban haciendo la tesis en la universidad destinaban unas 8 horas cada día, de lunes a viernes, aunque también dependía de la etapa en que se encontraran (la etapa final de redacción es bastante más intensa).
Pero también tiene su parte positiva, ¿no?
¡Por supuesto que tiene cosas buenas! Para empezar, investigas un tema que te apasiona y te intriga y en el que haces algún descubrimiento. Además aprendes de primera mano lo que significa hacer investigación y qué supone (organización, hipótesis, resultados, etc.).
También conoces a un montón de gente que comparte los mismos intereses y motivación que tú y estás a la última de todo lo que ocurre en el tu campo. Tanto a la última y descubriendo tantas cosas sobre el tema, que acabas siendo la que más sabe: ¡es tu tema!
Mireia durante la observación del grupo de macacos. La parte empírica es la mejor del estudio. Foto: Mireia Olivé Obradors |
¿Pensaste en dejarlo alguna vez? ¿Por qué?
Sí, como decía antes, es un proceso largo e intenso. Además, en investigación a menudo no salen los resultados que esperas, y hay que ir reconduciendo la situación, planteándose nuevas hipótesis o enfocándolo desde diferentes puntos de vista… En estos momentos hay que ser capaz de mirar un poco más allá: o bien hacia los inicios y ver desde donde salías y donde estás en ese momento, o bien intentar ver hacia dónde vas, lo que quieres acabar descubriendo…
Por eso es importante que te guste lo que investigas, porque sino es fácil no implicarse y acabar desistiendo.
¿Qué te animó a seguir?
Quiero añadir que, además de esta motivación personal, el apoyo de familia y amigos es muy importante: son los que te animan, te vuelven a animar y te siguen animando, y cuando estás en un momento bajo te convencen de que lo que haces vale la pena, y que hay que seguir trabajando.
¿Lo volverías a hacer?
Creo que sí, que volvería a hacer un doctorado. Eso sí, ahora, gracias a la experiencia, tanto el planteamiento de la tesis como el personal serían muy diferentes.
Para finalizar, ¿puedes dar alguna recomendación para personas que quieran hacer un doctorado?
Lo que les recomendaría es que, si pueden, cambien de universidad porque es muy interesante conocer otras maneras de trabajar y de enfocar la investigación.
También les diría que escojan un tema que realmente les motive: durante el doctorado hay momentos de desánimo, en que tienes ganas de mandarlo todo a paseo (es inevitable, porque es una tarea de esfuerzo continuo y bastante largo) pero si el tema te ilusiona, es más fácil encontrar energía para continuar.
Tu tesis suena muy interesante, ¿nos puedes facilitar un enlace a la publicación?
Una de las conclusiones de mi tesis ha sido la elaboración de unos indicadores que permiten conocer el estado de un grupo de macacos de Berbería, lo que puede facilitar las posibles intervenciones (reintroducción en el hábitat natural, migraciones de individuos…).
En este enlace puedes leer el resumen de la tesis y descargarla.
Macacos de Berbería. Foto: Mireia Olivé Obradors |
Gracias a vosotros por ofrecerme la oportunidad de divulgar la importancia de la investigación científica.
Y este mensaje es para ti, lector/a de Bioblogia.net. Esperamos que hayas difrutado de la entrevista, y sobre todo, ¡que te haya inspirado a seguir los pasos de Mireia!
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Mireia Querol, cordinadora del equipo de redacción y moderadora de El Biogrupo.